Atravesada por la luz del sol, que penetra sutilmente en mí interior, llenando de luz cada rincón oscuro, cada herida.
Detrás de ese rostro se esconden asuntos sin resolver, dolores que cada tanto se encargan de traspasar para que se sientan. No se puede disimular, al menos no es mí forma. Son años de elegir una forma de vida en soledad, esa a la que todos temen y que deberían acceder alguna vez en la vida por tiempo indeterminado.
Ser transparentes asusta al prójimo. En esa incomodidad me gusta pasearme de un lado al otro.
Desafiar a la corriente es mucho más enriquecedor que seguir la línea que todos conocen..
Salirse de ese molde sin miedos. Que las heridas hablen, que tu boca no se calle, que tu presencia sea el poema que no todos se atreven a leer.
Detrás de ese rostro se esconden asuntos sin resolver, dolores que cada tanto se encargan de traspasar para que se sientan. No se puede disimular, al menos no es mí forma. Son años de elegir una forma de vida en soledad, esa a la que todos temen y que deberían acceder alguna vez en la vida por tiempo indeterminado.
Ser transparentes asusta al prójimo. En esa incomodidad me gusta pasearme de un lado al otro.
Desafiar a la corriente es mucho más enriquecedor que seguir la línea que todos conocen..
Salirse de ese molde sin miedos. Que las heridas hablen, que tu boca no se calle, que tu presencia sea el poema que no todos se atreven a leer.
BLOG | Chica con ojos de ayer - De Florencia Lema